Psalms 119

Contra la lengua calumniadora

1
1 s. Cántico gradual: Así se llaman los quince Salmos que siguen (en hebreo: Salmos de la subida). Según algunos se cantaban, de acuerdo a una tradición judía, subiendo las quince gradas del Templo; pero estas corresponden al gran Templo anunciado por Ezequiel (Ezequiel 40, 22, 31, 37, 49) que nunca existió, y no sabemos si las había en el segundo Templo, más simple y estrecho que el de Salomón (Esdras 3, 12; Zacarías 4, 9-10). Otros se inclinan a pensar que estos cánticos son Salmos conmemorativos de la vuelta del cautiverio. Una tercera opinión dice que se llaman graduales o de ascensión porque dan las normas del progreso espiritual. Lo más cierto parece ser que se cantaban por los peregrinos en la subida Jerusalén, y en varios de ellos es evidente el carácter profético. “Ninguna poesía popular aventajará nunca la asombrosa belleza de estos Salmos, verdaderos modelos en su género para todo tiempo y para todo pueblo. Son un monumento de la verdadera, de la grande, de la sublime idea religiosa que educaba a aquel religioso pueblo como para el advenimiento del cristianismo” (Minocchi), o sea de los misterios mesiánicos, no pudiendo afirmarse que se refieren a la vuelta de Babilonia “ya que algunos presuponen la completa restauración del Templo y de su culto” (Páramo). Este primer Salmo gradual expresa el dolor del salmista y quizá también de Israel como desterrado y escarnecido. Cf. Eclesiástico 51, 1-12 y capítulo 36.
Cántico gradual.
A Yahvé clamé
en medio de mi tribulación
y Él me escuchó.
2Yahvé, libra mi alma del labio engañoso,
de la lengua astuta.
3
3 s. Texto oscuro que parece ser una imprecación: La lengua astuta que mata como flecha, o espada, o fuego (Jeremías 9, 7; Salmo 56, 6; Santiago 3, 6), será a su vez atravesada por saetas ardientes (la retama como leña parece dar más calor que la de otros arbustos y árboles). Cf. Sabiduría 1, 5 y nota. Como dando este versículo en sentido espiritual, dice San Agustín: “Saetas son las palabras de Dios: hieren y atraviesan los corazones. Mas cuando los corazones son traspasados por las saetas de la Palabra de Dios, se inflama en ellos el amor.” Observación tan teológica (Romanos 5, 5) como humana, pues todo amante conquista a la amada por su palabra. Así el alma se enamora de Dios al oírle hablar. Esto explica que la Sagrada Biblia, como libro de espiritualidad, sea, dice Mons. Chimento, “tan superior a todo otro, cuanto dista lo divino de lo humano, esto es, infinitamente”.
¿Qué te dará o qué te añadirá (Yahvé),
oh lengua astuta?
4Saetas de un potente
aguzadas en ascuas de retama.
5
5. Mósoc o Méschek, país inhospitalario al sur del Cáucaso, entre el Mar Negro y el Caspio, hoy Rusia (cf. Génesis 10, 2; Ezequiel 27, 13 y sobre todo Ezequiel 38, 2 y nota). Cedar: Desierto de los árabes de Siria, al este de Palestina. Con ambas metáforas, sinónimo de barbarie, quiere expresar el salmista que se siente desterrado, como lo están, dice San Ignacio de Loyola, “entre brutos animales” (cf. Mateo 10, 16), los discípulos de Cristo. Cf. Jeremías 35, 10; Hechos 2, 40; II Pedro 1, 19, etc.
¡Ay de mí, advenedizo en Mósoc,
alojado en las tiendas de Cedar!
6Demasiado tiempo ha habitado mi alma
entre los que odian la paz.
7
7. Cf. Salmo 108, 4. ¡Cuánta prudencia y aumento de fe podríamos aprender aquí! Recordemos el ejemplo de las Catacumbas. Cf. Salmos 38, 3; 118, 16 y nota; Malaquías 3, 16; Mateo 7, 6; Lucas 18, 8; Apocalipsis 18, 4. El Salmo siguiente parece querer consolarnos con la esperanza. Cf. Isaías 30, 15.
Yo soy hombre de paz; apenas hablo,
y ellos mueven la guerra.
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